EL PERFIL DEL PENTAGRAMA: La trompeta de Satchmo, por Eva Sion – Agosto 2012





He was born poor, died rich, and never hurt anyone along the way.
Duke Ellington


Es sabido que la alegría es el tesoro de los pobres y en ningún otro lugar esta afirmación es tan real como en la ciudad de Nueva Orleans, estadounidense por política, francófona por cultura, pero universal por su música. Y es mediante este arte como los habitantes de los barrios más miserables de esta ciudad tan castigada por huracanes  e inundaciones, situada sobre los humedales del delta del Mississippi, justo en la orilla del lago Pontchartrain, han dado rienda suelta a sus sentimientos más profundos para crear uno de los movimientos, que se ha ganado el respeto y la admiración de los melómanos de todo el planeta, con sus street jazz bands de las que surgieron numerosos portentos de la interpretación musical.

Y en uno de estos insalubres rincones urbanos, en el seno de una familia cuya única riqueza era ver amanecer cada día, nació nuestro protagonista un cuatro de agosto de 1901, siendo su madre, “Mayann” (Mary Albert), una niña de quince años y su padre, William Armstrong, un muchacho no mucho mayor. Dos años después nació su hermana Beatrice y al poco tiempo son abandonados por el padre agudizando más aún, si cabe, la miseria en la que vivían. Louis, pues este era nombre de nuestro protagonista, y su hermana eran dejados al cuidado de su abuela Josephine Armstrong o de su tío Isaac mientras Mayann salía en busca de sustento.

Así que Louis Armstrong vivió prácticamente en la calle, en uno de esos pasajes del Nueva Orleans más profundo, donde conoció de primera mano tanto la delincuencia juvenil, como la música de jazz que era interpretada por las numerosas bandas callejeras que desfilaban por las avenidas de la ciudad.
 
A causa de algunos delitos menores, fue a dar con sus huesos al reformatorio Home for Colored Waifs (Casa para niños de color abandonados), donde precisamente aprendió a tocar la corneta y donde comenzó a trabajar como miembro de la Nueva Orleans Home for Colored Waifs Band y allí llamó la atención del director del centro y de su profesor, quienes le aconsejaron que comenzase a practicar con la trompeta.

Con trece años abandona el reformatorio y comienza a buscarse la vida por sí mismo, trabajando en lo que podía por el día: repartidor, estibador, vendedor de carbón…, y por las noches en los cabarets de la zona de prostitución tolerada conocida como Storyville, donde se concentraban todos los locales nocturnos de Nueva Orleans. Allí conoció al trompetista Joe King Oliver, quien sería su maestro y lo llevaría a la fama en años posteriores. Al mismo tiempo, gracias a las jazz street bands frecuentó a músicos tan importantes como el trompetista Bunk Johnson o Buddy Petit.

Con 17 años ya tenía Louis una merecida reputación como cornetista por lo que el trombonista  y director Kid Ory le contrató para tocar en diferentes orquestas de la ciudad e, incluso, en la conocida Fate Marable Orchestra que solía actuar en los vapores que surcaban el Mississippi.

Pero Nueva Orleans se le iba quedando pequeña a nuestro protagonista y por ello decidió abrirse un futuro en la ciudad que por aquellos días, 1922, era el centro del jazz norteamericano, Chicago, y así, con tan sólo 21 años, se incorpora a la Creole Jazz Band que Joe King Oliver había organizado en la ciudad norteña, siendo esta orquesta una de las mejores del momento y grabando por primera vez Armstrong algunos solos como corneta junto con esta formación.

En febrero de 1924 contrae matrimonio con Lillian Hardin, la pianista de la orquesta, quien le animó a buscar metas más altas, por lo que, tras hablarlo con Oliver, marchó a Nueva York. Allí fue contratado por el director Fletcher Henderson para su Fletcher Henderson Orchestra, una banda afroamericana con bastante éxito en aquellos momentos, donde se dedicó definitivamente a la trompeta debutando en el Roseland Ballroom de Nueva York el 29 de septiembre de 1924. En esta época era conocido por el apodo de Dippermouth (boca de cucharón), que se debía a la forma de embocar la trompeta, pues la situaba sobre los labios de tal forma que le marcaba una hendidura sobre ellos que le causó bastantes problemas hasta que perfeccionó su técnica.

Hasta estos momentos Louis había tocado de oído sus instrumentos, pero tenía que aprender a leer música si quería avanzar lo que hizo de forma bastante aplicada y en menos de un año ya se permitía revolucionar el estilo y la forma de tocar de sus compañeros. También fue esta la época de las primeras grabaciones, tanto con los mejores cantantes de blues de la época, como con otros músicos: el trompetista Sidney Bechet o The Blues Singers, por ejemplo. De vuelta a Chicago en 1925, ahora para tocar como trompeta principal en el Dreamland Ballroom, organiza sus propias formaciones a las que llamó Hot Five y Hot Seven con quienes grabaría sus primeros éxitos, como “Potato Head Blues”:
Mientras tanto, Armstrong seguía actuando con diferentes Big Bands donde desarrollaba su virtuosismo en la trompeta y su peculiar forma de cantar mediante una serie de melodías populares que le dieron bastante fama, como en “Heebie Jeebies”, un primer ejemplo del llamado estilo Scatting, donde se unen instrumentos, sonidos y palabras sin ningún sentido:

Sus improvisaciones eran bastante sofisticadas para su época y las aprovechaba para recomponer temas populares, los cuales ganaban en interés y calidad. Sus melodías eran bastante inspiradas y originales, llenas de alegría y creatividad, aunque también las había en forma de baladas relajadas y repletas de romanticismo. Siempre estaba innovando en su técnica interpretativa, sacando el mayor producto de las capacidades de su trompeta y, poco a poco, creo la figura de solista en el mundo del jazz, que hasta entonces había sido especialmente colectivo. Si en sus primeros pasos, allá por los años veinte, se le pueden descubrir errores al intentar dar de sí más de lo que podía, en la década de los treinta consiguió una plena seguridad en sí mismo y en sus capacidades, lo que le llevó a intentar experimentos que iban perfeccionando su estilo, como podemos observar en esta grabación en puro estilo scat: “I'm A Ding Dong Daddy From Dumas”:

Tras un Nuevo paso por la “Gran Manzana”, Armstrong viaja a Los Ángeles en 1930 donde realizará algunas actuaciones y, poco después, se embarcó en su primera gira por Europa, en 1932, en la que obtuvo un gran éxito. Durante este viaje, más concretamente en la ciudad de Londres, se le colgó el apodo de Satchmo (o Satch), el cual era la abreviación de Satchelmouth (boca de bolsa), tras el saludo de bienvenida que le hizo el editor de la revista Melody Maker, Percy Brooks: “Hello, Satchmo!”, el cual tuvo tanto éxito que se le quedó colgado para siempre. A su vuelta a América su carrera da un gran giro, pues en 1935 se le une Joe Glaser como representante, quien le consigue un contrato con la orquesta de Louis Russell pasando a ser una estrella de la música a nivel mundial.

En 1931, Armstrong había grabado la canción “Stardust” (Polvo de estrellas), un tema popular americano compuesto en 1927 por Hoagy Carmichael, que fue uno de sus primeros grandes éxitos convirtiéndolo en un tema imprescindible de cualquier repertorio de jazz:

A medida que se hacía más popular, fue también necesitando de su voz, por lo que sus progresos en el canto usando la voz como otro instrumento, alargando o acortando la frases, improvisando con sonidos y modulaciones, fueron avanzando progresivamente. Todo ello le llevó a ganarse el respeto de los más grandes de la música del momento, con quienes colaboró en repetidas ocasiones, especialmente con Ella Fitzgerald, con la que grabó hasta tres discos dejándonos interpretaciones tan maravillosas como este “Summertime”:

Igualmente durante esta colaboración, ambos artistas grabaron “Dream a Little Dream of Me”, una canción de Fabian Andre y Wilbur Schwandt y letra de Gus Kahn:

Armstrong era un hombre de una cálida personalidad, querido por sus amigos y apreciado por el público, aunque no se salvó de las críticas y las burlas, sobre todo por su imagen personal durante las actuaciones, con su amplia sonrisa, su eterno sudor y el imprescindible pañuelo para secarlo, imagen que él, muy lejos de corregirla, la explotó hasta el final llegando a ser bastante afectada, surgiendo así una caricatura de sí mismo. Así mismo, estaba bastante obsesionado por los problemas de salud y por su obesidad, la cual quería combatir a base de laxantes, escribiendo un libro sobre el tema, “Lose Weight the Satchmo Way”.


En 1947 colaboró en la banda musical de la película Nueva Orleans donde interpretó obras clásicas del jazz. Su despegue ya era imparable, a pesar de las interferencias de la mafia y de su adicción a la marihuana que le venía de antiguo, por lo que llegó a realizar una media de trescientas actuaciones anuales, sin embargo, en la década de los años cuarenta la moda de la big bands y del swing se vino abajo amenazada por el empuje de la televisión y obligando a cerrar muchas salas de baile, a causa de ello, Armstrong se vio obligado a reducir su banda a sólo seis instrumentos llamando a su nuevo grupo All Stars y volviendo al estilo Dixieland, obteniendo la colaboración de otros músicos de vez en cuando. Fue una época bastante creativa realizando muchas grabaciones y cerca de treinta películas. En 1949 tuvo de nuevo críticas que lo consideraban gregario y conformista, acusándolo de que aguantaba todo con tal de atraerse al público de raza blanca, sobre todo cuando recibió el título de “King of The Zulus” que, si bien en Nueva Orleans era un título honorífico (siempre se le adjudicaba al jefe del carnaval negro, o Mardi Gras, que se vestía con falda y se maquillaba satirizando las costumbres de los sureños blancos), en el resto de Estado Unidos era considerado ofensivo por la población afroamericana. Sin embargo, estos reproches carecían de fundamento, pues además de ser un hombre de buen corazón, apoyó financieramente la actividad reivindicativa del Dr. Martin Luther King y de otros activistas a favor de los derechos civiles, aunque siempre intentó desvincular sus ideas políticas de su trabajo.

De 1956 data la grabación de “Stompin' at the Savoy”, una canción compuesta por Edgar Sampson y letra de Andy Razaf y la cual llegó a ser considerada como un tema estándar del jazz:

Durante los años cincuenta grabó temas de Fats Waller  en sus discos Satch Plays Fats y Louis Armstrong Plays W.C. Handy, que son considerados sus últimas grabaciones creativas importantes, aunque en 1964 llegaría su tema más vendido, “Hello, Dolly”, por el que obtendría un Premio Grammy y desbancaría a los intocables The Beatles del número uno de las listas de popularidad:

En 1967 llegaría uno de sus éxitos más universales, “What a Wondweful World”, una canción escrita especialmente para Louis Armstrong por Bob Thiele y George David Weiss, en la que se habla de lo hermoso de las cosas sencillas de cada día y donde se rebosa de optimismo y esperanza, en contraposición al clima político y racial de la época:

En 1969 apareció ''We Have All the Time in the World '' que fue compuesta por John Barry y la letra de Hal David. Se trata de un tema secundario musical de 1969 en la película de James Bond: Al Servicio Secreto de Su Majestad. El título de la canción: "Nosotros tenemos todo el tiempo en el mundo", se ha tomado de las últimas palabras de James Bond, tanto en la novela y la película. Louis Armstrong estaba demasiado enfermo para tocar su trompeta. Barry eligió a Armstrong porque sentía que él podría "ofrecer la línea de título con ironía”:

En sus últimos años viajó por todo el mundo bajo el patrocinio del Departamento de Estado de los Estados Unidos, por lo que se le llamaba “Ambassador Satch”, sin embargo pronto tuvo que restringir las actuaciones en directo a causa de sus problemas de salud. Durante esta época dejó la discreción que siempre le había caracterizado y dejó oír su voz en más de una ocasión, como cuando criticó al Presidente Eisenhower, diciéndole que tenía dos caras y que era un cobarde por la forma en que abordó el conflicto de la segregación racial escolar en Little Rock, Arkansas, en 1957. En 1959 sufrió un ataque al corazón del que se pudo recuperar, aunque le dejó secuelas que ya le marcaron para el resto de su vida, falleciendo a causa de otro ataque similar el 6 de julio de 1971, mientras dormía y tras haber llevado a cabo la última actuación con su grupo en la ciudad de Nueva York.

Influenciado por la tradición de su ciudad natal, Armstrong grabó “ When The Saints Go Marching In” (La marcha de los santos), un himno góspel basado en la música folklórica que se usaba, tradicionalmente, como marcha fúnebre en la ciudad de Nueva Orleans, durante las típicas procesiones que se organizaban hasta el cementerio y con el que nosotros queremos cerrar este artículo que nos ha recuperado su memoria:

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