CAJÓN DE SASTRE: De utopías y “bolis” Bic, por Raúl Molina – Agosto 2012
“Surburb”, Alex
Andreyev
|
Antonio
Machado muere en 1939 en Collioure tras cruzar la frontera hacia el exilio,
Federico García Lorca es asesinado en 1936, los poetas que comienzan su carrera
antes de 1920, como Juan Ramón Jiménez o Enrique Díaz-Canedo, marchan al exilio
junto toda la Generación del 27, salvo Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso. El
panorama poético es, por tanto, desolador. Sin embargo, la poesía, en tanto voz
del ser, no puede ser callada y necesita contar todo aquello que atormenta o
agrada. Entre las ciudades destruidas y las vidas de millones de personas cortadas
de raíz renacen los versos para dar lugar a dos grandes tendencias a las que Dámaso
Alonso bautizó como “Poesía Arraigada” y “Poesía Desarraigada”.
De izquierda a
derecha: Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales, Rodrigo Uría, Dionisio Ridruejo, Pedro
Laín, Torrente Ballester y Antonio Tovar
|
Los
poetas arraigados, como Luis Rosales, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo o Luis
Felipe Vivanco, entre otros que se agruparon en torno a la revista Garcilaso,
se aproximan al ideario original de Falange, estableciéndose, durante los
primeros años de posguerra, bajo el manto protector de la Dictadura. Su poesía
recoge en las formas clásicas toda una serie de valores tratados desde el
prisma de la tradición, como son el amor, el sentimiento religioso, la belleza
de la vida y la naturaleza o la loa a la patria, para dar lugar a una visión
del mundo coherente, ordenada y serena.
Yo quisiera
cantar sencillamente…
(Dionisio Ridruejo, En la soledad del tiempo)
Yo quisiera cantar sencillamente,
pura y enormemente,
con la palabra tenue y resonada
con la terrible voz que es un murmullo.
pura y enormemente,
con la palabra tenue y resonada
con la terrible voz que es un murmullo.
(Fragor de los planetas que
airadamente cruzan
y del que oímos menos que del llanto de un niño;
niño que quiere ser.
Llanto o risa de niño que goza eternamente
la luz de cada instante
y se oye como tromba en donde el tiempo suena.)
Yo quisiera cantar quedando dentro
–los hondos corazones y las conciencias lueñes–
como el mar en marinas caracolas
y que Dios aplicase al rumor sus oídos.
y del que oímos menos que del llanto de un niño;
niño que quiere ser.
Llanto o risa de niño que goza eternamente
la luz de cada instante
y se oye como tromba en donde el tiempo suena.)
Yo quisiera cantar quedando dentro
–los hondos corazones y las conciencias lueñes–
como el mar en marinas caracolas
y que Dios aplicase al rumor sus oídos.
Arte poética
(Leopoldo panero, Papeles de Son Armadans)
Más que decir palabras, quisiera dar
la mano
a un niño, hundir el pecho contra la espuma viva,
y estar callado, llena la frente de océano,
bajo un pino silente, palpitando hacia arriba.
a un niño, hundir el pecho contra la espuma viva,
y estar callado, llena la frente de océano,
bajo un pino silente, palpitando hacia arriba.
Más que decir palabras, navegar en
un llano
de espigas empujadas, ondeadas, donde liba
la inmensidad su jugo de noche de verano;
y en vez de soñar nombres que el viento los escriba.
de espigas empujadas, ondeadas, donde liba
la inmensidad su jugo de noche de verano;
y en vez de soñar nombres que el viento los escriba.
Más que juntar canciones cogidas en
la infancia
quisiera mis mejillas como un nido robado,
y el sabor de mis labios húmedos de ignorancia,
quisiera mis mejillas como un nido robado,
y el sabor de mis labios húmedos de ignorancia,
y la primera delicia del que nunca
ha besado:
más que decir palabras ser su propia fragancia,
y estar callado, dentro del verso, estar callado…
más que decir palabras ser su propia fragancia,
y estar callado, dentro del verso, estar callado…
El poeta
(José García Nieto, Tregua)
Acanto, hijo de Antinoo, fue
devorado por los caballos de su padre y metamorfoseado en pájaro.
Erraba sin sosiego… Nadie sabe…
Verde su corazón era, y ardía
coronando a la piedra. Le pedía
vecindades al sol, júbilo al ave.
Verde su corazón era, y ardía
coronando a la piedra. Le pedía
vecindades al sol, júbilo al ave.
Era un arco hacia Dios. La forma
grave
espuma, vuelo, soledad se hacía,
y el sueño, el aire, el agua repartía,
sola estrella, fiel ala, incierta nave.
espuma, vuelo, soledad se hacía,
y el sueño, el aire, el agua repartía,
sola estrella, fiel ala, incierta nave.
Corceles desbocados de la tierra
le pusieron la voz y el alma en guerra;
quedó el verso flotando sobre el ruido,
le pusieron la voz y el alma en guerra;
quedó el verso flotando sobre el ruido,
y, abajo, el hombre, en su mortal
estrecho,
con una rosa abierta por el pecho
y en pájaro sonoro convertido.
con una rosa abierta por el pecho
y en pájaro sonoro convertido.
Por otra parte, la Poesía Desarraigada se caracteriza
por mostrar un mundo deshecho y caótico en el que la religiosidad está,
necesariamente, cargada de desesperanza, siendo posibles solamente las
imprecaciones a Dios para preguntarse sobre el misterio del dolor humano. A
este tono trágico y existencialista le corresponde un estilo bronco, directo y
sencillo que se aleja en muchos casos de los metros y formas tradicionales
cultivados por los poetas arraigados. Dámaso Alonso dirá sobre esta vertiente
poética: “Para otros, el mundo nos es un caos y una angustia, y la poesía una
frenética búsqueda de ordenación y ancla. Sí, otros estamos muy lejos de toda
armonía y toda serenidad”. Sobre estos cimientos escribe Hijos de la ira en 1944, un poemario prototípico de este tipo de
poesía en el que podemos encontrar el poema “Insomnio”:
Insomnio
(Dámaso Alonso, Hijos de la ira)
Madrid es una ciudad de más de un
millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y
me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al
huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el
huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre
caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a
Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón
de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se
pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con
nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes
rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus
noches?
Revista Espadaña
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Junto
a la obra del insigne filólogo madrileño, también se puede introducir en esta
vertiente, tan vinculada a la revista Espadaña,
la de otros grandes poetas como Carlos Bousoño, Vicente Gaos o José Agustín
Goytisolo
En 1954 Vicente Aleixandre, escribe Historia del corazón, cuyas ideas se convierten en la primera piedra sobre la
que se edificará la Poesía Social: tomar partido ante los problemas del mundo,
solidarizarse con el resto de los hombres, utilizar la poesía como herramienta
de cambio social y anteponer el contenido a la forma, lo que simplificará el
lenguaje poético.
Vicente Aleixandre
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El niño raro
(Vicente Aleixandre, Historia del corazón)
(Vicente Aleixandre, Historia del corazón)
Aquel niño tenía extrañas manías.
Siempre jugábamos a que él era un general
que fusilaba a todos sus prisioneros.
Recuerdo aquella vez que me echó al estanque
porque jugábamos a que yo era un pez colorado.
Qué viva fantasía la de sus juegos.
Él era el lobo, el padre que pega, el león, el hombre de largo cuchillo.
Inventó el juego de los tranvías,
y yo era el niño a quien pasaban por encima las ruedas.
Mucho tiempo después supimos que, detrás de unas tapias lejanas,
miraba a todos con ojos extraños.
Siempre jugábamos a que él era un general
que fusilaba a todos sus prisioneros.
Recuerdo aquella vez que me echó al estanque
porque jugábamos a que yo era un pez colorado.
Qué viva fantasía la de sus juegos.
Él era el lobo, el padre que pega, el león, el hombre de largo cuchillo.
Inventó el juego de los tranvías,
y yo era el niño a quien pasaban por encima las ruedas.
Mucho tiempo después supimos que, detrás de unas tapias lejanas,
miraba a todos con ojos extraños.
Blas de Otero
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Al
año siguiente los dos principales poetas sociales se suman a esta nueva
tendencia: desde Guipúzcoa, Gabriel Celaya publica Cantos Íberos, en el que podemos encontrar el genial poema “La
poesía es un arma cargada de futuro”, y desde Bilbao Blas de Otero logra sacar
a la luz Pido la Paz y la Palabra.
Ambos se convertirán en dos de los grandes poetas españoles del siglo XX, pero
ahora vamos a centrarnos en el vizcaíno. En lugar de una biografía al uso, se
puede conocer su vida a través de su siguiente poema:
Biotz-Begietan
(Blas de Otero, Pido la paz y la
palabra)
Ahora
voy a contar la historia de mí vida
en un abecedario ceniciento.
El país de los ricos rodeando mi cintura
voy a contar la historia de mí vida
en un abecedario ceniciento.
El país de los ricos rodeando mi cintura
y todo lo demás. Escribo y callo.
Yo nací de repente, no recuerdo
si era sol o era lluvia o era jueves.
Manos de lana me enredaran, madre.
Yo nací de repente, no recuerdo
si era sol o era lluvia o era jueves.
Manos de lana me enredaran, madre.
Madeja arrebatada de tus brazos
blancos, hoy, me contemplo como un ciego,
oigo tus pasos en la niebla, vienen
a enhebrarme la vida destrozada.
blancos, hoy, me contemplo como un ciego,
oigo tus pasos en la niebla, vienen
a enhebrarme la vida destrozada.
Aquellos hombres me abrasaron, hablo
del hielo aquel de luto atormentado,
la derrota del niño y su caligrafía
triste, trémula flor desfigurada.
del hielo aquel de luto atormentado,
la derrota del niño y su caligrafía
triste, trémula flor desfigurada.
Madre, no me mandes más a coger
miedo
Y, frío ante un pupitre con estampas.
Tú enciendes la verdad como una lágrima,
dame la mano, guárdame
en tu armario de luna y de manteles.
Y, frío ante un pupitre con estampas.
Tú enciendes la verdad como una lágrima,
dame la mano, guárdame
en tu armario de luna y de manteles.
Esto es Madrid, me han dicho unas
mujeres
arrodilladas en sus delantales,
éste es el sitio
donde enterraron un gran ramo verde
y donde está mi sangre reclinada.
arrodilladas en sus delantales,
éste es el sitio
donde enterraron un gran ramo verde
y donde está mi sangre reclinada.
Días de hambre, escándalos de
hambre,
misteriosas sandalias
aliándose a las sombras del romero
y el laurel asesino. Escribo y callo.
misteriosas sandalias
aliándose a las sombras del romero
y el laurel asesino. Escribo y callo.
Aquí junté la letra a la palabra,
la palabra al papel.
la palabra al papel.
..............................Y esto
es París,
me dijeron los ángeles, la gente
lo repetía, esto es París. Peut-étre,
allí sufrí las iras del espíritu
lo repetía, esto es París. Peut-étre,
allí sufrí las iras del espíritu
y tomé ejemplo de la torre Eiffel.
Esta es la historia de mi vida,
dije, y tampoco era. Escribo y callo.
dije, y tampoco era. Escribo y callo.
Tras dos libros menores, en 1950
publica Ángel fieramente humano y en
1951 Redoble de conciencia, dos
poemarios que se insertan, en parte, en la vertiente desarraigada, tanto
temáticamente, pues plasman los problemas existenciales, personales y
religiosos del poeta, como formalmente, ya que el estilo utilizado es claro y
sencillo.
Lo eterno
(Blas de Otero, Ángel fieramente humano)
Un mundo como un árbol desgajado.
Una generación desarraigada.
Unos hombres sin más destino que
apuntalar las ruinas.
Rompe el mar
en el mar, como un himen inmenso,
mecen los árboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.
Sólo el hombre está sólo. Es que se
sabe
vivo y mortal. Es que se siente huir
- ese río del tiempo hacia la muerte
-.
Es que quiere quedar. Seguir
siguiendo,
subir, a contra muerte, hasta lo
eterno.
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.
Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata.
...El mar -la mar-, como un himen
inmenso,
los árboles moviendo el verde aire,
la nieve en llamas de luz en vilo...
Hombre
(Blas de Otero, Ángel fieramente humano)
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la
muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.
Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.
Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!
En parte y solo en parte, como se ha
dicho más arriba, se ubican en la poesía desarraigada, pues hay algo que los
hace diferentes: el primer paso del yo desarraigado al nosotros social en
algunos de los poemas. Al fin y al cabo, el propio Blas de Otero dice en 1950:
“Creo en la poesía social, a condición de que el poeta (el hombre) sienta estos
temas con la misma sinceridad y la misma fuerza que los tradicionales”. En el
siguiente poema se aprecia claramente este paso:
Hijos de la
tierra
(Blas de Otero, Redoble de Conciencia)
Parece como si el mundo caminase de
espaldas
hacia la noche enorme de los acantilados.
Que un hombre, a hombros del miedo, trepase por las faldas
hirsutas de la muerte, con los ojos cerrados.
Europa, amontonada sobre España, en escombros;
sin norte, Norteamérica, cayéndose hacia arriba;
recién nacida, Rusia, sangrándole los hombros;
Oriente dando tumbos; y el resto, a la deriva.
parece como si el mundo me mirase a los ojos,
que quisiera decirme no sé qué, de rodillas;
alza al cielo las manos, me da a oler sus manojos
de muertos, entre gritos y un trepidar de astillas.
El mar, puesto de pie,
le pega en la garganta con un látigo verde;
le descantilla; de repente,
echando espuma por la boca le muerde.
Parece como si el mundo se acabase, se hundiera.
Parece como si dios, con los ojos abiertos,
a los hijos del hombre los ojos les comiera.
(No le bastan -parece- los ojos de los muertos.)
Europa, a hombros de España, hambrienta y sola;
los estados de América, saliéndose de madre;
la bandera de Rusia, oh sedal de ola en ola;
Asia, la inmensa flecha que el futuro taladre.
¡Alzad al cielo el vientre, oh hijos de la tierra;
salid por esas calles dando gritos de espanto!
Los veintitrés millones de muertos en la guerra
se agolpan ante un cielo cerrado a cal y canto.
hacia la noche enorme de los acantilados.
Que un hombre, a hombros del miedo, trepase por las faldas
hirsutas de la muerte, con los ojos cerrados.
Europa, amontonada sobre España, en escombros;
sin norte, Norteamérica, cayéndose hacia arriba;
recién nacida, Rusia, sangrándole los hombros;
Oriente dando tumbos; y el resto, a la deriva.
parece como si el mundo me mirase a los ojos,
que quisiera decirme no sé qué, de rodillas;
alza al cielo las manos, me da a oler sus manojos
de muertos, entre gritos y un trepidar de astillas.
El mar, puesto de pie,
le pega en la garganta con un látigo verde;
le descantilla; de repente,
echando espuma por la boca le muerde.
Parece como si el mundo se acabase, se hundiera.
Parece como si dios, con los ojos abiertos,
a los hijos del hombre los ojos les comiera.
(No le bastan -parece- los ojos de los muertos.)
Europa, a hombros de España, hambrienta y sola;
los estados de América, saliéndose de madre;
la bandera de Rusia, oh sedal de ola en ola;
Asia, la inmensa flecha que el futuro taladre.
¡Alzad al cielo el vientre, oh hijos de la tierra;
salid por esas calles dando gritos de espanto!
Los veintitrés millones de muertos en la guerra
se agolpan ante un cielo cerrado a cal y canto.
Pido la paz y la palabra
|
La
entrada definitiva en los dominios de lo social se materializa en 1955 con la
aparición de Pido la paz y la palabra,
poemario en el que desde los postulados marxistas se dirige a la sociedad para hablar
de los problemas colectivos caminando sobre el borde del precipicio de la
censura. En “A la inmensa mayoría” el poeta habla de este importante paso:
A la inmensa
mayoría
(Blas de Otero, Pido la paz y la palabra)
Aquí tenéis, en canto y alma, al
hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.
Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.
Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.
¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.
Yo doy todos mis versos por un
hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
Blas de Otero entiende que la poesía
forma parte del pueblo, pues del pueblo nace y al pueblo va; es creada en
soledad por la mano trémula de un poeta para llegar al mar de lo social y
contaminar a los lectores de espíritu crítico:
Con nosotros
(Blas de Otero, Pido la paz y la palabra)
(Gloireta de
Bilbao)
En este Café
se sentaba don Antonio
se sentaba don Antonio
Machado.
Silencioso
y misterioso, se incorporó
al pueblo,
blandió la pluma,
blandió la pluma,
sacudió
la ceniza,
y se fue ...
la ceniza,
y se fue ...
Ese pueblo receptor es la España
dicotómica de la que Machado advertía a aquel españolito “que quiere / vivir y
a vivir empieza”. Parte de la obra de Blas de Otero está dedicada a una España,
“Madre y maestra mía”, sesgada por una dictadura y que debe hacer “Respirable
tu extraña / paz”.
Hija de Yago
(Blas de Otero, Pido la paz y la palabra)
Aquí, proa de Europa preñadamente en
punta;
aquí, talón sangrante del bárbaro Occidente;
áspid en piedra viva, que el mar dispersa y junta;
pánica Iberia, silo del sol, haza crujiente.
aquí, talón sangrante del bárbaro Occidente;
áspid en piedra viva, que el mar dispersa y junta;
pánica Iberia, silo del sol, haza crujiente.
Tremor de muerte, eterno tremor
escarnecido,
ávidamente orzaba la proa hacia otra vida,
en tanto que el talón, en tierra entrometido,
pisaba, horrible, el rostro de América adormida.
ávidamente orzaba la proa hacia otra vida,
en tanto que el talón, en tierra entrometido,
pisaba, horrible, el rostro de América adormida.
¡Santiago y cierra España!
Derrostran con las uñas
y con los dientes rezan a un Dios de infierno en ristre,
encielan a sus muertos, entierran las pezuñas
en la más ardua historia que la Historia registre.
y con los dientes rezan a un Dios de infierno en ristre,
encielan a sus muertos, entierran las pezuñas
en la más ardua historia que la Historia registre.
Alángeles y arcángeles se juntan
contra el hombre.
Y el hambre hace su presa, los túmulos su agosto.
Tres años y cien caños de sangre Abel, sin nombre…
(Insoportablemente terrible es su arregosto.)
Y el hambre hace su presa, los túmulos su agosto.
Tres años y cien caños de sangre Abel, sin nombre…
(Insoportablemente terrible es su arregosto.)
Madre y maestra mía, triste,
espaciosa España,
he aquí a tu hijo. Úngenos, madre. Haz
habitable tu ámbito. Respirable tu extraña
paz. Para el hombre, Paz. Para el aire, madre, paz.
he aquí a tu hijo. Úngenos, madre. Haz
habitable tu ámbito. Respirable tu extraña
paz. Para el hombre, Paz. Para el aire, madre, paz.
Pese al paso hacia el nosotros, lo
existencial no queda abolido del poemario, aunque sí absorbido por el aura
social. El yo poético ha sufrido un cambio: es uno y, además, es todos.
Juicio final
(Blas de Otero, Pido la paz y la palabra)
Yo, pecador, artista del pecado,
comido por el ansia hasta los tuétanos,
yo, tropel de esperanza y de fracasos,
estatua del dolor, firma del viento.
comido por el ansia hasta los tuétanos,
yo, tropel de esperanza y de fracasos,
estatua del dolor, firma del viento.
Yo, pecador, en fin, desesperado
de sombras y de sueños: me confieso
que soy un hombre en situación de hablaros
de la vida. Pequé. No me arrepiento.
de sombras y de sueños: me confieso
que soy un hombre en situación de hablaros
de la vida. Pequé. No me arrepiento.
Nací para narrar con estos labios
que barrerá la muerte un día de éstos,
espléndidas caídas en picado
del bello avión aquel de carne y hueso.
que barrerá la muerte un día de éstos,
espléndidas caídas en picado
del bello avión aquel de carne y hueso.
Alas arriba disparó los brazos,
alardeando de tan alto invento;
plumas de níquel. Escribid despacio.
Helas aquí, hincadas en el suelo.
alardeando de tan alto invento;
plumas de níquel. Escribid despacio.
Helas aquí, hincadas en el suelo.
Este es mi sitio. Mi terreno. Campo
de aterrizaje de mis ansias. Cielo
al revés. Es mi sitio y no lo cambio
por ninguno. Caí. No me arrepiento.
de aterrizaje de mis ansias. Cielo
al revés. Es mi sitio y no lo cambio
por ninguno. Caí. No me arrepiento.
Ímpetus nuevos nacerán, más altos.
Llegaré por mis pies -¿para qué os quiero?-
a la patria del hombre: al cielo raso
de sombras ésas y de sueños ésos.
Llegaré por mis pies -¿para qué os quiero?-
a la patria del hombre: al cielo raso
de sombras ésas y de sueños ésos.
En este sentido, Blas de Otero va un
paso más allá: el hombre, en tanto ser individual, está abocado a la muerte,
pero como parte del pueblo, es capaz de hacer inmortales las palabras pronunciadas.
Aquí reside, para él, la poesía.
(Blas de Otero, Pido la paz y la palabra)
...porque la mayor locura que puede
hacer un hombre en esta vida es
dejarse morir, sin más ni más...
SANCHO
(Quijote, II cap. 74.)
1
Me llamarán, nos llamarán a todos.
Tú, y tú, y yo, nos turnaremos,
en tornos de cristal, ante la
muerte.
Y te expondrán, nos expondremos
todos
a ser trizados ¡zas! por una bala.
Bien lo sabéis. Vendrán
por ti, por ti, por mí, por todos.
Y también
por ti.
(Aquí no se salva ni dios, lo
asesinaron.)
Escrito está. Tu nombre está ya
listo,
temblando en un papel. Aquél que
dice:
abel, abel, abel...o yo, tú, él...
2
Pero tú , Sancho Pueblo,
pronuncias anchas sílabas,
permanentes palabras que no lleva el
viento...
Cuatro años después, en 1959, aparece
publicado en París En castellano, un
poemario en el que continúa ahondando sobre lo social, centrándose en la situación
de España:
Puente de la
segoviana
(Blas de Otero, En castellano)
No quiero,
no quiero mirar España
Debajo de ti.
Puente de la Segoviana,
encima de ti me pongo
por ver cómo corre el agua…
En este libro es muy interesante una
brevísima poética que pretende dar la clave formal de esta etapa de su
escritura:
Poética
(Blas de Otero, En castellano)
Escribo
Hablando
Que trata de España
|
Ya
en 1964, también en París, ve la luz Que trata de España, en el que de nuevo
vuelve por las preocupaciones sociales, mostrando a España en tres niveles:
primero su pasado histórico, negándolo por el fracaso de las antiguas
concepciones del mundo y por la escasa libertad que tenía el hombre por culpa
de una religiosidad extremista; segundo el presente del poeta, en el que el yo
poético se sitúa para mostrar los conflictos y problemas de la sociedad, así
como para predicar su propia doctrina de salvación a través de la poesía; en
tercer lugar, aparece el futuro utópico, una ilusión a la que se quiere llegar
a través del esfuerzo que se pretende realizar en el presente.
Por venir
(Blas de Otero, Que trata de España)
Madre y madrastra mía,
España miserable
y hermosa. Si repaso
con los ojos tu ayer, salta la
sangre
fratricida, el desdén
idiota ante la ciencia,
el progreso.
Silencio,
laderas de la sierra
Aitana,
rumor del Duero rodeándome,
márgenes lentas del Carrión,
bella y doliente patria,
mis años
por ti fueron quemándose, mi
incierta
adolescencia, mi grave juventud,
la madurez andante de mis horas,
toda
mi vida o muerte en ti fue derramada
a fin de que tus días
por venir
rasguen la sombra que abatió tu
rostro.
Hojas de Madrid con la Galerna
|
A
partir de 1965 va renovar el lenguaje
poético sin abandonar del todo las preocupaciones humanas y políticas que
definen su poesía anterior. Muchos de los poemas de estos años han sido
desconocidos hasta la publicación en 2010 de Hojas de Madrid con La Galerna. Gracias al trabajo de Sabina de la
Cruz y de Mario Hernández, se han dado a conocer estos poemas invisibles que
permiten poner “punto y final” a la obra del poeta bilbaíno. En las siguientes
dos composiciones se pueden observar las características que hemos mencionado
al principio de este párrafo:
Túmulo de
gasoil
(Blas de Otero, Hojas de Madrid y la Galerna)
Hojas sueltas, decidme, que se
hicieron
los Infantes de Aragón, Manuel
Granero, la pavana
para una infanta,
si esta Madrid iluminado como una
diapositiva
y sólo en este barrio saltan, ríen,
berrean setenta o
setenta y cinco niños
y sus mamas ostentan senos de
Honolulú, y pasan
muchachas con sus ropas chapadas,
faldas en microsurco, y manillas
brillantes y sandalias
de purpurina,
hojas sueltas, caídas
como Cristo contra el empedrado,
decidme,
quién empezó eso de cesar, pasar,
morir,
quién invento tal juego, ese
espantoso solitario
sin trampa, que le deja a uno
acartonado,
si la plaza de Oriente es una rosa
de Alejandría,
ah Madrid de Mesonero, de Lope, de
Galdós y de
Quevedo,
inefable Madrid infectado por el
gasoil, los yanquis y
la sociedad de consumo,
ciudad donde Jorge Manrique acabaría
por jodernos a
todos,
a no ser porque la vida está cosida
con grapas de
plástico
y sus hojas perduran
inarrancablemente bajo el rocío
de los prados
y las graves estrofas que nos
quiebran los huesos y los
esparcen
bajo este cielo de Madrid ahumado
por cuantos años
de quietismo,
tan parecidos a don Rodrigo en su
túmulo de terciopelo
y rimas cuadriculadas.
Tiempo
(Blas de Otero, Hojas de Madrid y la Galerna)
Hoy es domingo y por eso
decía César Vallejo por eso
escucho a Bob Dylan me hundo en el
fondo del
subconsciente buceo
a ojos cerrados y todo aparece
diáfano como la
armónica de Bob tantos años abatidos
furia del ángel fieramente humano
contra las altas olas
yo dije España está perdida dentro
de su nombre
llame a la paz con los labios
desgarrados
pero hoy es domingo y por eso
me serené como una verónica de
Gitanillo de Triana
seccioné mi angustia la guillotiné
en despiadados versos
pero hoy es domingo y por eso
a lo lejos ya vuelve la galerna
la espero a pecho descubierto
pecho como la guitarra de Bob Dylan
porque hoy es domingo y por eso.
Con estas obras, Blas de Otero en
particular y la generación social en general trataron de cambiar la manera que
tenía la sociedad de ver el mundo, de forma que pudiera realizarse un cambio de
rumbo que mejorara la situación del pueblo. Sin embargo, apenas conseguían
hacer llegar sus reivindicativos versos a ese pequeñísimo porcentaje de la
población que se interesa por la poesía. Solo a ellos conseguían abrirles los
ojos ante aquello que día a día sucedía delante de sus narices. A su vez,
durante estos años, la dictadura se asentaba más y más en España y la gente se
iba amoldando, hasta el punto de llegar a aceptar borreguilmente ese no tan
nuevo orden de cosas. Frente a esto, ellos solo tenían el incipiente y
recientemente creado “boli” Bic que arrastrado por sus manos iba dejando sobre
un folio renglones técnicamente llamados versos, además de unos arraigados
ideales marxistas tan utópicos como aquello que pretendían conseguir con la
poesía.
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