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Mostrando entradas de enero, 2015

El Volumen de una Sombra. Temporada 2ª. Entrega 21ª Diciembre de 2012

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En la distancia Olvidé decírtelo, lo olvidé: el cielo es azul, espejo de ecos repetidos, las nubes lo manchan, dudas son, miedos… el silencio que ahora nos aparta. No he visto más universo que el infinito de tus ojos en una noche sin estrellas. No escuché más voz que el latido de tus venas cuando tu sangre y mi sangre buscaban idéntico destino. Se pierden mis palabras como el globo del niño: asciende lento, lento, hasta el átomo del recuerdo. Olvidé decírtelo, lo olvidé: cada minuto es un muro que nos aleja. Ancrugon ¿Qué significa lo eterno Sin tu mirada fugaz? Tal como eres sin menos ni más Alejandro Jodorwsky

TEMAS E IDEAS: En la distancia, por Ancrugon – Diciembre 2012

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A nuestra llegada al poblado, el caos era sobrecogedor. Las mujeres corrían de un lado para otro gritando frases incomprensibles y levantando los brazos como implorando a la clemencia divina; los niños lloraban casi en silencio, escondidos tras de cualquier objeto o planta capaz de cobijarlos; los ancianos, de ambos sexos, dejaban escapar un sinfín de improperios contra esos   seres incomprensibles que mataban porque sí, y los hombres, jóvenes o maduros, las muchachas o muchachos no decían nada… simplemente estaban muertos… Por eso, cuando llegué, me sorprendió encontrar al padre Andrés, un hombre joven, fuerte, decidido y, eso sí, blanco, ocupado en el desescombro de tanta miseria y con lágrimas en los ojos arrastrando los cuerpos más pesados que él, o llevando en sus brazos aquellos más livianos. Nos acercamos y nos presentamos: “Somos de un canal de televisión europeo.” ¿para qué darle más explicaciones si allí era imposible que hubieran visto alguna vez nuestro prog

MIS AMIGOS LOS LIBROS: El niño con el pijama de rayas, por Ancrugon – Diciembre 2012

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Era la mañana de navidad del año 2007.   Papá Noel había pasado durante la noche y los paquetes de regalos yacían despanzurrados mostrando un caótico paisaje de papeles multicolores, pero sobre la mesa del comedor, como olvidado, abandonado tras un primer hojeo precipitado, vi un pequeño libro cuya portada mostraba una serie de rayas horizontales, blanquecinas unas, azuladas las otras, y sobre ellas, en tipos grandes, el siguiente título: “El niño con el pijama de rayas.” Mi primer pensamiento fue en alguna historia para niños, más que nada por el título, pero considerando que mi sobrina, pues recordé que éste era uno de sus regalos la noche anterior, ya no tenía edad de aventuras infantiles y que el diseño frontal era demasiado austero para llamar la atención de este potencial sector comercial, supuse que allí había otra intención y que aquel enunciado encerraba mucho más de lo que parecía decir. Así que me hice con él y abrí por sus primeras páginas: Una tarde, Bruno l