Cajón de sastre - Apuntes sobre el canon literario - Raúl Molina – Marzo 2012
Cajón
de sastre
Apuntes
sobre el canon literario
Raúl Molina – Marzo 2012-
Cuadrado blanco
sobre fondo blanco, Kazimir Malevich
|
“El
canon, una palabra religiosa en su origen, se ha convertido en una elección
entre textos que compiten para sobrevivir, ya se interprete esta elección como
realizada por grupos sociales dominantes, instituciones educativas, tradiciones
críticas o, como hago yo, por autores de aparición posterior que se sienten
elegidos por figuras anteriores concretas” (Bloom, 1995: 30)
Es
decir, es una selección de los mejores y más importantes textos literarios cuya
auténtica cuestión es: “¿Qué debe leer el individuo que desea leer en este
momento de la historia?” (Bloom, 1995: 25). Por supuesto, el canon universal
sería inmenso, ya que se unirían las tradiciones occidentales, orientales…, por
eso cuando se hacen estudios sobre él se centran en alguno de sus puntos, cuya
suma total formaría el canon occidental. Aquí tan solo queremos dar una pequeña
visión del concepto de canon, centrándonos en el occidental al que pertenece
nuestra cultura y hablando al final de la poesía española actual en relación al
canon poético.
.Empezaremos diciendo que el canon debe existir, es
inevitable “porque somos mortales y nuestro tiempo es limitado” (Bloom, 1995:
40) lo que hace que debamos seleccionar nuestras lecturas, y que mejor forma de
hacerlo que acudir a un compendio de las más influyentes e importantes de la
historia. Pero la cuestión va más allá, pues no solo es inevitable que exista
para ofrecernos una guía cultural sobre la que asentar nuestro saber literario,
sino que los escritores quieren de su existencia, ya que el hecho de poder
llegar a formar parte de él hace que el autor sea reconocido por las posteriores generaciones y
por tanto su figura quede inmortalizada; ya sabemos que nadie muere mientras
alguien lo recuerda. Sinceramente, siempre he pensado que a esta
afirmación le falta una segunda parte
que diga que incluso es posible que alguien que ha muerto siga más vivo que tú
o yo. Por ejemplo, entrando ya un poco en poesía, Garcilaso de la Vega o Luis
de Góngora, que mueren en 1536 y 1627 respectivamente, están mucho más vivos
que la gran mayoría de nosotros, y lo estarán por muchos años más. Al fin y al
cabo, es el arte la huella de nuestro paso por el mundo, y si ese arte entra en
el canon, la huella se eterniza.
Resumiendo:
la entrada en el canon literario hace inmortales a los escritores; el canon
inmortaliza, porque el canon hace recordar.
Ya
en la Grecia Antigua, antes de la filosofía de platónica de los siglos IV y V
a.C., se plasmaba esto en la poesía, por supuesto que no se hablaba de canon,
pero sí de la eternidad a la que la obra de arte lleva a sus creadores: “Zeus
nos ha dado un duro destino, para que en adelante seamos cantados por los
hombres” afirma Homero en el canto VI de la Ilíada.
Pero muchos más poetas tratan este tema, por ejemplo Teognis de Megara en estos
bellos versos dirigidos a su amante Cirno, en los que afirma que no solo el
poeta continuará con su canto tras la muerte, sino que se recordará por igual
también al objeto poético:
Alas a ti yo te he dado; con ellas el mar infinito
y toda la tierra en un vuelo podrás recorrer
sin fatigas; en todo banquete y festejo presente
te hallarás, albergado en las bocas de muchos,
y al son de las flautas de tonos agudos los jóvenes
en rondas de amor, con bellas y suaves tonadas
te citarán. Y cuando bajo las cuevas de la sombría tierra,
a las casas de Hades llenas de lamentos,
ni siquiera entonces, aunque estés muerto perderás la fama,
sino que serás recordado entre la gente al tener un nombre inmortal,
Cirno, y vas a viajar por la tierra de Grecia y por las islas,
atravesando sobre el estéril mar rico en peces,
no sentado a lomos de caballos; sin embargo que te llevarán
los resplandecientes dones de las Musas coronadas de violeta.
Para todos, a quienes importa, y para todos los que existirán
serás canto por igual, mientras tierra y sol (existan).
Yo sin embargo no obtengo de ti un poco de respeto,
sino que como a un niño pequeño me engañas con palabras.
Copla 35
No se os haga tan amarga
la batalla temerosa
que esperáis,
pues otra vida más larga
de la fama glorïosa
acá dejáis,
(aunque esta vida de honor
tampoco no es eternal
ni verdadera);
mas, con todo, es muy mejor
que la otra temporal
perecedera.
la batalla temerosa
que esperáis,
pues otra vida más larga
de la fama glorïosa
acá dejáis,
(aunque esta vida de honor
tampoco no es eternal
ni verdadera);
mas, con todo, es muy mejor
que la otra temporal
perecedera.
William Shakespeare (1564-1616)
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¿A un día de verano compararte?
Más hermosura y suavidad posees.
Tiembla el brote de mayo bajo el viento
y el estío no dura casi nada.
A veces demasiado brilla el ojo solar
y otras su tez de oro se apaga;
toda belleza alguna vez declina,
ajada por la suerte o por el tiempo.
Pero eterno será el verano tuyo.
No perderás la gracia, ni la Muerte
se jactará de ensombrecer tus pasos
cuando crezcas en versos inmortales.
Vivirás mientras alguien vea y sienta
y esto pueda vivir y te dé vida.
Más hermosura y suavidad posees.
Tiembla el brote de mayo bajo el viento
y el estío no dura casi nada.
A veces demasiado brilla el ojo solar
y otras su tez de oro se apaga;
toda belleza alguna vez declina,
ajada por la suerte o por el tiempo.
Pero eterno será el verano tuyo.
No perderás la gracia, ni la Muerte
se jactará de ensombrecer tus pasos
cuando crezcas en versos inmortales.
Vivirás mientras alguien vea y sienta
y esto pueda vivir y te dé vida.
Ya
sabemos una de las funciones del canon, sin embargo surge un problema: ¿Están
al mismo nivel dentro de él William Shakespeare, Jorge Manrique, Teognis de
Megara y Homero? La respuesta claramente es no. Podemos explicar esto a partir
de una de las bases de la Semántica Cognitiva, la teoría de prototipos, que aplicada al tema que estamos tratando
quedaría así: no todos los elementos del canon se encuentran en un mismo nivel
de importancia, sino que hay elementos
centrales o prototípicos –obras literarias y autores más representativos y
reconocidos- y otros periféricos –obras
y autores reconocidos y representativos, pero no al nivel de lo anterior-. Por
supuesto, dentro de los elementos periféricos algunos son más cercanos al
centro del modelo, mientras que otros están más alejados. En este caso en
concreto, podemos afirmar que tanto Shakespeare como Homero junto a sus más
importantes obras se encuentran por méritos propios en el mismo centro del
canon universal; Manrique estaría en una buena posición pero no sería prototipo
como los anteriores, sin embargo sí que estaría situado en una posición más central
si estamos hablando del canon poético hispánico; Teognis por su parte no ha
sido tan apreciado por grupos sociales, culturales, escritores, tradiciones
críticas…, que son los que crean el canon como sabemos gracias a la definición
de Bloom, por lo que su posición es muy periférica en el universal, e incluso
podemos considerar que no está incluido, aunque ocuparía una mejor situación en
el canon poético de la Grecia Antigua.
Esto
último nos lleva a otra característica del canon: existe un Gran Canon Occidental,
en mayúsculas, en el que se encuentran las obras y los escritores más
importantes de la historia de la humanidad. Sin embargo, no es único, ya que cada
cultura nacional tiene una visión propia del él, generándose así cánones
diversos pero muy similares en cuanto a su forma y contenido. Además, cada
cultura tiene su propio canon nacional en el que se recogen sus obras más
importantes.
Otra
característica importante es que cada época tiene un canon sincrónico
determinado por los gustos y las modas culturales. Por ejemplo, es bien sabido
que la Generación del 27 –Lorca, Guillén, Aleixandre, Cernuda…- encumbraron
como el gran poeta de la historia de las letras hispanas a Luis de Góngora, desplazando a Garcilaso a un
segundo plano, es decir, convirtieron en el prototipo por excelencia al poeta
barroco y sus difíciles juegos de palabras alejando del centro al renacentista
con su lenguaje más sencillo. Comparad en este sentido estos dos maravillosos
poemas que describen a una mujer amada:
Luis de Góngora: Soneto LXXXVI
De pura
honestidad templo sagrado,
cuyo bello cimiento y gentil muro
de blanco nácar y alabastro duro
fue por divina mano fabricado;
cuyo bello cimiento y gentil muro
de blanco nácar y alabastro duro
fue por divina mano fabricado;
pequeña
puerta de coral preciado,
claras lumbreras de mirar seguro,
que a la esmeralda fina el verde puro
habéis para viriles usurpado;
claras lumbreras de mirar seguro,
que a la esmeralda fina el verde puro
habéis para viriles usurpado;
soberbio
techo, cuyas cimbrias de oro
al claro sol, en cuanto en torno gira,
ornan de luz, coronan de belleza;
al claro sol, en cuanto en torno gira,
ornan de luz, coronan de belleza;
ídolo bello,
a quien humilde adoro:
oye piadoso al que por ti suspira,
tus himnos canta y tus virtudes reza.
oye piadoso al que por ti suspira,
tus himnos canta y tus virtudes reza.
Garcilaso: Soneto XXIII
En tanto que
de rosa y azucena
se muestra
la color en vuestro gesto,
y que
vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al
corazón y lo refrena;
y en tanto
que el cabello, que en la vena
del oro se
escogió, con vuelo presto,
por el
hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento
mueve, esparce y desordena:
coged de
vuestra alegre primavera
el dulce
fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre;
marchitará
la rosa el viento helado.
Todo lo
mudará la edad ligera
por no hacer
mudanza en su costumbre.
Detalle de
la Venus de Botticelli
|
Sin
embargo, no todo van a ser perfecto, hay
un problema que trataré de resumir siguiendo a Méndez Rubio en “¿De dónde viene
la violencia al canon poético?”: el hecho de la existencia del canon hace que debamos
ver la literatura en una posición maniquea: interior o exterior al canon.
Actualmente, el lenguaje y la literatura han sido instrumentalizados por los
estados modernos y el mercado para crear un soporte que instaure un proyecto de
comunicación masivo y así realizar un control cultural de las masas, es decir,
la elección de qué elementos entran en el canon la toma de forma un tanto
dictatorial el “grupo social dominante” del que hablaba Bloom en su definición
del inicio. El canon es, por tanto, modificado por los intereses del poder que
deciden quién entra a él a través del control los grandes medios de masas sin
los cuales no puedes ser conocido y por tanto no puedes ser incluido en él, lo
que genera una lucha de “textos que compiten para sobrevivir” (Bloom, 1995:
30) en un campo de batalla donde reinan
los intereses neoliberales. Qué mejor resumen de esto que las palabras de
Chomsky, según el cual las obras masivas y canónicas actuales se convierten en
“modelos de propaganda de la ideología neoliberal” (Chomsky, 1992).
No quiero decir así que gran parte de las
obras y autores que se incluyen actualmente no merezcan estar en él, sino que
lo que intento reivindicar es que muchas veces a través de los elementos que
entran en el canon se trata de tapar y hacer desaparecer a otras muchas grandes
obras y escritores que no tienen el respaldo del poder porque lo critican
duramente, como es el caso de la poesía experimental actual no basada en los
dogmas del realismo: ¿Acaso las obras a las que pertenecen los poemas que
aparecen posteriormente no merecen pertenecer al canon poético hispano al igual
que han entrado otras muchas de Luis García Montero o Vicente Gallego?, ¿Acaso
no deberían ser los propios escritores y los críticos los que decidieran qué
obras merecen entrar y no los intereses del poder establecido
“democráticamente”?
Antonio Orihuela
11-M
Yo me
manifesté contra la guerra.
Hice todo lo
que un ciudadano puede hacer contra la guerra.
Pegué
carteles,
di
recitales,
fui a la
huelga general contra la guerra
que mi
pequeño sindicato convocó contra la guerra.
Hablé, donde
pude, contra la guerra.
Ahora, el
gobierno de mi país en guerra
me pide que
me manifieste
porque el
enemigo
ha empezado
a tirarnos bombas.
Querían
ir a la
guerra
y sólo
disparar ellos.
Enrique Falcón
España y poesía, viejita y regañadita
En mi país
cocido de lejos buenamente con las tripas afuera
los poetas
comen jeringuillas con leche
carne de
avestruz
brotan de
las cuevas con un poco de saliva
se derraman
por el campo como niños sin dientes.
En mi país
cuchillo en las trenzas de los buenos empresarios
no hay
huelgas generales:
los poetas
las evitan con un trapo en la boca
brotan de
las cuevas con temblores de piel
y lamen los
cercados de los hombres ricos.
En mi país
castigo en periferia de los barrios más bellos
se prohíben
cosas que no sean de madera:
con blancos
mondadientes se arrancan los colmillos
los poetas
honestos de todo el país
brotan de
las cuevas con los párpados mudos
para luego
calmarse con trescientos espejos
los poetas
honestos de todo el país.
Mi?
verdadero
conflicto:
que me
muerden mis versos,
que no tengo
país.
Antonio Méndez Rubio
De donde vienes tú no hay esperanza
apenas sino
sombra
temblando
entre las hojas
noche nueva
en el agua
de cuando
vienes tú no hay ya futuro
y sin
embargo nada
en tus manos
significa renuncia
nada derrota
nada arena oscura
ni nada
desencuentro
nada
sabes del
frío con que mi voz te espera
LIBROS CONSULTADOS:
BLOOM,
H. (1995): El canon occidental,
Barcelona, Anagrama.
CHOMSKY,
N. (1992): Ilusiones necesarias (Control
del pensamiento en las sociedades democráticas, Madrid, Libertarias.
MÉNDEZ
RUBIO, A. (2004): Poesía sin rumbo,
Mérida, Editora Regional de Extremadura.
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